¿Está bien que un(a) cristiano(a) sea novio(a) o se case con un(a) no cristiano(a)?

Publish date: 2022-12-18

Estar casado con un incrédulo puede ser uno de los retos más difíciles en la vida cristiana. El matrimonio es un pacto sagrado que une a dos personas juntas en una sola carne (Mateo 19:5). Puede ser muy difícil para un creyente y un no creyente vivir en pacífica armonía (2 Corintios 6:14-15). Si un cónyuge se vuelve cristiano después del matrimonio, las luchas inherentes que vienen como consecuencia de vivir bajo dos diferentes autoridades, se vuelven muy evidentes.

Con frecuencia los cristianos que enfrentan esta situación, buscan alguna forma para salir del matrimonio, convencidos de que esta es la única manera de honrar verdaderamente a Dios. Sin embargo, Su Palabra nos dice lo contrario. Es muy importante no sólo estar contento en nuestra situación, sino también buscar maneras de traerle gloria a Él fuera de nuestras circunstancias difíciles (1 Corintios 7:17). La Biblia se dirige específicamente a aquellos que están casados con incrédulos en 1 Corintios 7:12-14: “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido…”.

Los cristianos casados con incrédulos necesitarán orar, para que el poder del Espíritu Santo les permita profesar a Cristo y vivir a la luz de la presencia de Dios. (1 Juan 1:7). Ellos deben buscar el poder transformador de Dios para cambiar sus corazones y producir el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). Una esposa cristiana está obligada a tener un corazón dócil, aún hacia su esposo incrédulo (1 Pedro 3:1), y ella necesitará permanecer junto a Dios y confiar en que Su gracia le permitirá hacerlo así.

Los cristianos no fueron hechos para vivir vidas solitarias; ellos necesitan encontrar apoyo de fuentes externas, tales como la iglesia y a través de grupos de estudio. Estar casado con un incrédulo no altera la santidad de la relación, así que debe ser la prioridad de cada cristiano orar por su esposo o esposa, y ser un buen ejemplo, permitiendo que la luz de Cristo resplandezca como luminaria ante el mundo (Filipenses 2:15). Que la verdad que se encuentra en 1 Pedro 3:1 -que un cónyuge incrédulo es "ganado"- sea la esperanza y la meta de todo cristiano casado con un incrédulo.

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