¿Cómo debería un cristiano responder al matoneo?

Publish date: 2023-01-25

La biblia no habla específicamente sobre los agresores o el matoneo, pero hay muchos principios bíblicos que se aplican al tema. En primer lugar, es importante comprender qué es el matoneo. Una simple definición sería: "El uso de la fuerza o el poder superior para intimidar a la gente". Los agresores son aquellos que se aprovechan de las personas que ven como más débiles y las amenazan con hacerles daño, o que realmente les hacen daño, a fin de obtener lo que quieren. Obviamente, el matoneo no es bueno. Los cristianos están llamados a amar a los demás y de estar pendientes de aquellos que son más débiles, y no de intimidar o manipular a las personas (Santiago 1:27; 1 Juan 3:17-18; Gálatas 6:9-10). Resulta evidente que los cristianos no deben ser agresores, ¿cómo deberían los cristianos responder al matoneo?

Generalmente, hay dos situaciones en las que un cristiano necesitaría responder al matoneo: cuando él es la víctima del matoneo y cuando él es un testigo del matoneo. Cuando se está siendo víctima del matoneo, una respuesta adecuada podría ser poner la otra mejilla, o podría ser la defensa propia. Cuando Jesús habló de "poner la otra mejilla" en Mateo 5:38-42, Él nos enseñó a abstenernos de tomar represalias a ofensas personales. La idea no es devolver un insulto con un insulto. Cuando alguien abusa verbalmente de nosotros, no devolvemos su afrenta con nuestros propios insultos. Cuando alguien trata de hacer valer su posición de poder para intimidarnos, o para obligarnos a tener un comportamiento determinado, podemos resistir a su manipulación sin tener que tener que manipular de nuestra parte. En resumen, intimidar a un agresor no es bíblico y, francamente, no es conveniente. Sin embargo, es aconsejable reportar al agresor con las autoridades correspondientes. No está mal que un niño en el colegio de aviso a su profesor acerca de los agresores. No está mal el que una persona informe de un estafador a la policía. Tales acciones pueden ayudar a que el agresor no maltrate a otros. Aun cuando nosotros no tomemos represalias a nivel personal, aún podemos utilizar sistemas sociales de justicia.

En otros casos, especialmente si la agresión es física, la defensa propia puede ser apropiada. La biblia no defiende el pacifismo total. Las instrucciones de Dios a Israel en Éxodo 22 y la instrucción de Jesús a Sus discípulos de tomar una espada en Lucas 22, son informativos. Los cristianos deben amar y perdonar, pero no deben ser permisivos respecto al mal.

Cuando un cristiano está observando el matoneo o agresión, podría ser correcto el intervenir y ayudar a evitar el ataque contra la víctima. Cada situación es diferente, y muchas veces el intervenir puede agrandar el problema, pero a veces se necesita solamente que una persona se levante a favor de un grupo más débil para poner fin al matoneo y para prevenirlo en el futuro. Evidentemente, un cristiano puede hablar con una víctima del matoneo después del incidente y ayudarla con alguna necesidad, incluida la asistencia para informar del incidente.

Se necesita la sabiduría de Dios en todos los casos cuando se confronta el matoneo. Aquellos que siguen a Cristo, tienen el Espíritu Santo viviendo dentro de ellos. Él nos ayuda a comprender la palabra de Dios y nos puede guiar y preparar para obedecer a Dios en cualquier situación en que nos encontremos.

También debemos examinar nuestros pensamientos y actitudes hacia los agresores. Es fácil demonizar a los agresores y considerarlos como personas odiosas. Sin embargo, esta no es una actitud piadosa. Cada ser humano es un pecador, y todos necesitamos la salvación en Jesús (Romanos 3:23; 6:23). Como mínimo, deberíamos orar para que el agresor tuviera un cambio de corazón y conociera la salvación de Dios (1 Timoteo 2:1-4). Muchas veces, sin embargo, los agresores actúan como resultado del dolor que hay en ellos. Quizás fueron agredidos en el pasado. Tal vez se sienten inseguros, y la única manera de que se puedan sentir aceptados es menospreciando a otros. Podemos comprender su dolor y extenderles la compasión, el amor y la gracia de Dios, y al mismo tiempo mantener límites firmes para afrontar su mal comportamiento. Si el matoneo es debido a heridas del pasado, o simplemente la naturaleza de pecado, Dios es el único que puede traer sanidad, restauración y cambio. Siempre es apropiado orar tanto por el agresor como por las víctimas. Del mismo modo, cuando somos víctima del matoneo, podemos ir a Dios con nuestras heridas y buscar Su consuelo y sanidad.

Romanos 12:17-21 dice, "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal".

Dios nos ha mostrado Su maravillosa misericordia. Debemos mostrarla a otros en la forma en que nos comportamos, no agrediendo, sino levantándonos para defender al débil, estando dispuestos a perdonar, previniendo el matoneo o agresión de la mejor manera posible, a través de canales sociales correctos, y orando por aquellos que agreden y por los que son agredidos. El amor y la gracia de Dios son suficientes para sanar todas las heridas.

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